Estatuas vivientes que invaden cualquier esquina; hombres y mujeres en zancos reviviendo las zonas más inertes de una ciudad de por sí con poco movimiento; distintas maneras de inventar una performance, capaz de asombrar al más apático de los transeúntes e invitarlo a participar. Eso logra desde hace más de cuatro años en Pinar del Río el Grupo de Teatro Callejero Medio Ambiental, TECMA.
Con el objetivo de emplear el arte en la calle como medio de comunicación para corregir conductas sociales negativas y sensibilizar, esta agrupación —conformada por jóvenes creadores del territorio— se ha alzado como una de las más relevantes de ese tipo de teatro en Cuba. Con alrededor de una decena de obras, dirigidas por Luis Manuel Valdés Llaugert, TECMA se han presentado en la Jornada Internacional de Teatro Callejero, la Fiesta del Fuego, el Festival Espiral, Danza Callejera Ciudad en Movimiento, y el Festival del Habano, entre otros eventos culturales.
Recientemente, la compañía intervino espacios vueltabajeros con varias tableaux vivans que representaban a personalidades de la cultura local. A propósito de esta acción, el Portal del Arte Joven Cubano conversó con Félix Manuel Estraín Reyes, uno de los actores de TECMA, que encarnó, esta vez, a la figura del célebre tabaquero cubano Alejandro Robaina.
¿De dónde vino la idea de esta obra?
Hace tiempo el grupo estaba pensando en hacer algo para fortalecer la identidad de Pinar del Río, donde funcionara como elemento central el teatro callejero. A partir de una convocatoria que hicieran la Unión Nacional de Escritores y Artistas de Cuba (UNEAC) y la Asociación hermanos Saíz (AHS), junto a otras instituciones, montamos un trabajo que vuelve sobre personajes que han sobresalido en diversos momentos de la historia y la cultura de la provincia. Así tenemos a Alejandro Robaina, Jilma Madera, Cirilo Villaverde, Polo Montañés, María Teresa Vera; y otros menos recordados en la actualidad como Rosa Delgado, quien escribió el himno de Pinar del Río.

Hace poco estuvieron en el Festival de Teatro de Camagüey. Cuéntame de esa experiencia
El Festival de Teatro de Camagüey es un festival importante. Solo poder participar ya es un reconocimiento a nuestro trabajo. Nos lo propusimos como meta y pasamos la audición. Intervenir ahí fue una gran experiencia: tuvimos la posibilidad de aprovechar el intercambio con los especialistas que de alguna manera asesoraron al conjunto de participantes; y con los miembros y modos de hacer de otros grupos, algunos con trabajos muy diferentes al nuestro, aunque dentro de la modalidad de teatro callejero. Creo que para todos nosotros, en lo personal, y como agrupación, fue un paso grande estar ahí.
TECMA tiene una línea de trabajo que es la educación popular. Todos nos formamos en el Centro Martin Luther King. Al tener esta inclinación hacia lo medioambiental, llegamos a las personas con problemáticas muy cercanas y diversas: la violencia de género, la contaminación acústica… Hacemos un diagnóstico en las comunidades y sobre los resultados montamos nuestras puestas en escena. Esto nos distingue como creadores.
¿Cómo te vinculaste al grupo?
Anteriormente, había trabajado como artista callejero, aunque sin el nivel de profesionalización que tengo ahora. Me fui interesando por el trabajo de TECMA y un día, conversando con Luis Manuel, el director, le comento que estaba estudiando música y que me interesaba el trabajo en la calle. Recuerdo que me explicó que debía pasar algunas pruebas para ver si cumplía los requisitos, y para sondear cómo me insertaba en la dinámica del grupo. Yo había hecho música para agrupaciones de teatro callejero, pero nunca antes había actuado. En esta compañía todos los integrantes se desenvuelven en manifestaciones artísticas diferentes, pero todo lo que hacemos está en función del teatro.
¿Cuál es tu papel en la dinámica grupal?
En mi caso tengo que jugar todos los roles: a veces diseño, maquillo, funciono como artesano. En espectáculos de danza bailo, actúo…
¿En qué espacios de la ciudad se está presentando el grupo?
Nosotros intervenimos todos los espacios públicos que podemos, y también trabajamos mucho con instituciones, participamos en muchos festivales, visitamos escuelas…
¿Qué problemáticas enfrenta quien decide hacer teatro callejero en la actualidad?
Hay quien dice que hacer teatro callejero puede ser mucho más complicado que teatro de sala: que necesita una preparación particular difícil de lograr. Al teatro va quien decide ver una puesta en escena, pero en la calle no: te puedes encontrar cualquier tipo de público. Interrumpimos la cotidianidad de cualquier ciudadano para desbordar su imaginación. Otra diferencia central es que en el teatro callejero el público propone, y se convierte en un elemento activo que cambia en un segundo la puesta que se había ideado con antelación. Todo es más grande para captar la atención de la gente, es como que explota la calle. A la gente le atemoriza, por ejemplo, subirse en un par de zancos.
No he tenido la experiencia aún de trabajar en las tablas. Ahora mismo estoy teniendo una experiencia en teatro de sala con el grupo La Utopía, pero apenas estamos en etapa de montaje.
¿Qué significa para ti la AHS?
La AHS es una organización que tiene un rol importantísimo para los jóvenes creadores pinareños y de Cuba, en general. Es fundamental en la coordinación de festivales en los que participamos, y en la promoción de nuestro arte. El proceso de profesionalización de TECMA ha sido posible gracias a su empeño. No hay dudas de que la AHS es una institución que abre muchas puertas.
Por: Lázaro J. González González
Fuente: AHS Nacional