¿Qué periodismo estamos llamados a ejercer?, ¿Cómo transformar las rutinas productivas en función de mayor vínculo con las audiencias?, ¿Cómo lograr una efectiva generación de contenidos acorde con los momentos actuales?, ¿Cuál es el rol de los periodistas cubanos en la construcción de un nuevo modelo de prensa?, interrogantes que bien pudieran marcar la cotidianidad en cualquier medio de prensa en función de una profesión mucho más parecida a la gente y sus exigencias.
Porque siempre nos va a tocar atemperarnos a los tiempos que corren y corresponde a los profesionales hacerlo con mayor intencionalidad, inteligencia, creatividad, generando contenidos interesantes tanto para los adentro como para los de afuera.
Los programas de participación ciudadana, logrados hace algunos años ya, constituyen fiel ejemplo de ese interés por el acercamiento constante con los públicos y sus reclamos populares; pues son medios y periodistas eslabones vitales entre las instituciones y el pueblo, entre el gobierno y sus electores, espacios en los cuales el tráfico de información debe ser mutua, recíproca, bilateral.
Hablar de prensa pública es también el compromiso de lograr coherencia entre la agenda pública y la mediática, “pegar el oído en la tierra” y escuchar las preocupaciones y vivencias del cubano de a pie, ese que cree en el periodismo cubano y su poder transformador.
Para Félix Témerez Martínez, presidente de la Unión de Periodistas de Cuba (UPEC) en Pinar del Río, cierto es que debemos asegurar las velas y las cuadernas de nuestra nave, que no obstante el “clima” y los embates del imperio poderoso y ruin, surca el Caribe con aires de soberanía que no nos perdonan.
Pero a pesar de los que nos aborrecen seguimos “disparando” la verdad que defendemos, aunque haya que decirla mejor todavía, en medio de este alud de desinformación, de redes, mentiras, marañas tecnológicas de una guerra mediática empeñada en sobreponernos, dijo.
No creo que transitemos por caminos perfectos. Errores, dificultades y carencias tenemos. Es ahí donde los buenos periodistas deben desempeñar su rol de látigo y cascabel, examen y proposición y más, mucho más, para de verdad tener en nuestras manos los medios y también la comunicación, una simbiosis para pensar cada día, señaló Témerez Martínez.
Los meses de confinamiento debido a la COVID-19 lejos de deteriorar el quehacer en la Isla del oficio que Gabriel García Márquez calificara como el mejor del mundo, pusieron a prueba las potencialidades de los equipos reporteriles en cada plataforma informativa.
La prensa se sumó aún más a los sistemas de difusión digital, modificó sus narrativas y recursos sonoros, recurrió a un mayor reflejo de historias de vida e incorporó otras voces, textos, imágenes y sonidos proporcionados por quienes nos siguen en redes sociales o los medios tradicionales.
La cohesión de la red de reporteros de Pinar del Río, por ejemplo, permitió asumir las coberturas de forma permanente, tanto vinculadas a la pandemia como a los fenómenos meteorológicos que han afectado a la provincia en estos dos años.
Sin dudas, el tratamiento de la cotidianidad desde un enfoque y lenguaje más atractivos deviene reto permanente, además de enfatizar en la intencionalidad de los productos comunicativos publicados por los diferentes espacios, a fin de demostrar que el periodista es reproductor de la idea que mueve otra idea.