Guerrilleros en Punta de Palma

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Para poder llegar al consejo popular Punata de Palma hay que atravesar diferentes parajes de la región sur de Pinar del Río. Es como estar en Macondo, el pueblo imaginario de García Márquez, en el transcurso de la Guerrilla 30 aniversario de la Asociación Hermanos Saíz el destino en esta ocasión fue esta comunidad de bajo voto a la que el arte llega para alegría de sus habitantes.

La salida fue temprano en la mañana, en la Asociación estaban reunidos personas de todas las manifestaciones artísticas, incluidos niños. Partimos hacia Punta de Palma, un camino largo, matizado por la sequía, campos donde el verde no predominaba, pueblitos pequeños que se quedaban atrás, y alguien que preguntó ¿Y cuando falta?, otra ves resonó, -no, esto es para largo-.

Este lugar fue años, muchos años atrás cuna de la ganadería en vueltabajo, ahora solo queda como actividad principal criaderos de búfalos, los cuales nos miraban al pasar, creo, que hasta más extrañados por nuestra visita que nosotros por verlos a ellos.

Entonces llegamos, rápidamente los niños rodeaban el camión donde íbamos, la voz de corrió por todo el caserío que “la gente de la Guerrilla llegó”.

Cada cual comenzó a hacer sus cosas para prepararse, el espectáculo debía empezar, o se podía retrasar un minuto más, las niñas se arreglaban, los cantantes calentaban sus voces y la música empezaba.

Después de la media hora la sala de video, casi el centro de referencia de la comunidad, estaba llena, no sólo habían venido los pequeños, sino que también se sumaron todos, padres, tíos y abuelos.

Pasó el tiempo y era casi la hora de terminar, todos estaban contentos y complacidos, agradecían que un grupo de personas llegaran a ellos para brindar su arte, que fueran capaces de sobrepasar cualquier dificultad para alegrarlos.
Recitaron poesías, cantaron, bailaron, disfrutaron, la alegría se notaba, pero para los guerrilleros era mayor, saber que tienen un público que agradecen todo lo que hacen y se muestran con la mayor satisfacción es lo importante para ellos.

El regreso fue rápido, el tiempo se fue volando, y ahí nuevamente se escuchó otra voz que decía –pero estuvo muy lindo, la pasamos bien- y así todos asentando con la cabeza en silencio, se notaba, una vez más el agradecimiento.

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